NATHANIEL HAWTHORNE
«[Hawthorne] extrae su fuerza de apelar a ese sentimiento calvinista de Depravación Innata y Pecado Original... Tal vez ningún escritor haya empuñado este espeluznante pensamiento con mayor terror que el propio e inofensivo Hawthorne.. El mundo se ha equivocado con este Nathaniel Hawthorne. A menudo, él mismo habrá sonreído ante esa absurda interpretación errónea de sí. Hawthorne es inconmensurablemente más profundo que el poder de penetración del simple crítico. Porque no es el cerebro el que puede evaluar a semejante hombre; es solo el corazón». HERMAN MELVILLE En los anales del pueblo de Salem, en Massachusetts, está registrado que, en el año 1694, los magistrados aprobaron una ley que consideraba el adulterio un crimen y prescribía que, por el resto de sus vidas, la pareja culpable debía usar la letra mayúscula A cosida a sus ropas. La idea de escribir una historia sobre una mujer sentenciada a usar la marca de su crimen como estigma tenía un interés excepcional para Hawthorne. Si bien la historia de su familia lo calificaba como un eminente vecino de Nueva Inglaterra, él tenía motivos para considerarse un traidor a sus tradiciones. Con toda claridad, Hawthorne creía que la escritura de La letra escarlata era un acto de expiación, un acto pensado para reconocer la culpa heredada, y poner distancia entre él y sus antepasados puritanos.
De la introducción de J.M. Coetzee